miércoles, 1 de marzo de 2017

Por el respeto a la autonomía municipal. Por Alejandro Armenta Mier.



Por Alejandro Armenta Mier.

El municipio es una de las bases del federalismo resultado de la lucha social y consagrada en el artículo 115 de nuestra Carta Magna de 1917.

Los gobiernos municipales revisten una importancia especial, debido a que son los más cercanos a las necesidades de la población. Es en quien recae la responsabilidad mayor de dar atención a las peticiones ciudadanas.

Eso lo entendí a mis 21 años cuando fui, por medio de un plebiscito el presidente municipal más joven del estado, al frente del Ayuntamiento de Acatzingo, Puebla.

Ahí también aprendí que es posible dar solución a las demandas ciudadanas a través del trabajo comunitario. Imposible es creer que un presidente municipal es capaz de resolver todas las necesidades de los habitantes, pero con trabajo coordinado y tomando en cuenta la voluntad de la mayoría, es posible generar acuerdos en beneficio de los gobernados.

Sin embargo, cuando se gobierna con un sentido mesiánico, y olvidando la esencia de cualquier gobierno que son los ciudadanos, y solo buscando hacer negocio a costa de ellos, resulta lo que ha sucedido en Puebla.

Durante 6 años se jugó con la ley de manera ventajosa, arrebatando los gobiernos municipales facultades inalienables otorgadas por nuestra Constitución.

La autonomía municipal es el conjunto de facultades tributarias, financieras, económicas y políticas que lleva a cabo el Ayuntamiento, y que de no hacerlo se verían afectadas las haciendas municipales e incluso se desatarían conflictos sociales.

El respeto al municipio es el respeto al Pacto Federal, así como a los propios ciudadanos. Los municipios son libres para manejar su patrimonio, administrar los bienes y servicios en favor de la población de manera que se garantice la participación vecinal.

De esta manera y de acuerdo a lo establecido por la norma fundamental, el municipio tendrá a su cargo, entre otros el servicio de Agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales. Importante señalar que Los municipios administrarán libremente su hacienda, la cual se formará de los rendimientos de los bienes que les pertenezcan, así como de las contribuciones y otros ingresos.

En Puebla se emprendió –desde el sexenio anterior- una cruzada para desaparecer las facultades del municipio –sin omitir lo sucedido con las Juntas Auxiliares-. En el afán de restarles potestades se han firmado dudosos convenios para centralizar los servicios propios de los Ayuntamientos por los que se mantienen las haciendas municipales y que solventarían otras necesidades.

La protesta social, así como los instrumentos jurídicos como las controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad no se han hecho esperar para hacer valer en todo momento la autonomía de los municipios.

Los gobiernos municipales no pueden ser rehenes de ningún gobierno estatal, los cuales insisten en mantenerlo como una entidad sometida a ellos, impotente frente a las necesidades sociales crecientes, sin los medios necesarios para responder a la sobresaturación de obligaciones que tienen frente a una sociedad cada día más demandante.


Esta diputación encabezará con toda determinación la lucha por respetar y hacer valer en todo momento el respeto pleno a la autonomía de los municipios poblanos.

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miércoles, 1 de marzo de 2017

Por el respeto a la autonomía municipal. Por Alejandro Armenta Mier.



Por Alejandro Armenta Mier.

El municipio es una de las bases del federalismo resultado de la lucha social y consagrada en el artículo 115 de nuestra Carta Magna de 1917.

Los gobiernos municipales revisten una importancia especial, debido a que son los más cercanos a las necesidades de la población. Es en quien recae la responsabilidad mayor de dar atención a las peticiones ciudadanas.

Eso lo entendí a mis 21 años cuando fui, por medio de un plebiscito el presidente municipal más joven del estado, al frente del Ayuntamiento de Acatzingo, Puebla.

Ahí también aprendí que es posible dar solución a las demandas ciudadanas a través del trabajo comunitario. Imposible es creer que un presidente municipal es capaz de resolver todas las necesidades de los habitantes, pero con trabajo coordinado y tomando en cuenta la voluntad de la mayoría, es posible generar acuerdos en beneficio de los gobernados.

Sin embargo, cuando se gobierna con un sentido mesiánico, y olvidando la esencia de cualquier gobierno que son los ciudadanos, y solo buscando hacer negocio a costa de ellos, resulta lo que ha sucedido en Puebla.

Durante 6 años se jugó con la ley de manera ventajosa, arrebatando los gobiernos municipales facultades inalienables otorgadas por nuestra Constitución.

La autonomía municipal es el conjunto de facultades tributarias, financieras, económicas y políticas que lleva a cabo el Ayuntamiento, y que de no hacerlo se verían afectadas las haciendas municipales e incluso se desatarían conflictos sociales.

El respeto al municipio es el respeto al Pacto Federal, así como a los propios ciudadanos. Los municipios son libres para manejar su patrimonio, administrar los bienes y servicios en favor de la población de manera que se garantice la participación vecinal.

De esta manera y de acuerdo a lo establecido por la norma fundamental, el municipio tendrá a su cargo, entre otros el servicio de Agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales. Importante señalar que Los municipios administrarán libremente su hacienda, la cual se formará de los rendimientos de los bienes que les pertenezcan, así como de las contribuciones y otros ingresos.

En Puebla se emprendió –desde el sexenio anterior- una cruzada para desaparecer las facultades del municipio –sin omitir lo sucedido con las Juntas Auxiliares-. En el afán de restarles potestades se han firmado dudosos convenios para centralizar los servicios propios de los Ayuntamientos por los que se mantienen las haciendas municipales y que solventarían otras necesidades.

La protesta social, así como los instrumentos jurídicos como las controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad no se han hecho esperar para hacer valer en todo momento la autonomía de los municipios.

Los gobiernos municipales no pueden ser rehenes de ningún gobierno estatal, los cuales insisten en mantenerlo como una entidad sometida a ellos, impotente frente a las necesidades sociales crecientes, sin los medios necesarios para responder a la sobresaturación de obligaciones que tienen frente a una sociedad cada día más demandante.


Esta diputación encabezará con toda determinación la lucha por respetar y hacer valer en todo momento el respeto pleno a la autonomía de los municipios poblanos.

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