jueves, 16 de febrero de 2017

LA REPÚBLICA DEL TEATRO por Manuel Bartlett


LA REPÚBLICA DEL TEATRO 

por Manuel Bartlett

Peña Nieto, el 5 de febrero, en el “Teatro de la República”, celebra el Centenario de la Constitución. Lee su discurso: “los constituyentes sintetizaron… los valores del pueblo mexicano: soberanía, libertad y justicia; democracia e igualdad, que nos han unido a través del tiempo; sus aspiraciones: justicia social, derecho a la educación, equidad en las relaciones laborales… Es nuestro proyecto de Nación”. Sin embargo, justifica sus reformas: “en la diversidad, división de poderes, pluralidad, consensos para mejorar educación, impulsar competencia en sectores estratégicos del desarrollo nacional, transparencia, anticorrupción, rendición de cuentas, justicia”. Afirma: “el Centenario ocurre en una coyuntura difícil. Los paradigmas sociales, económicos y políticos, a nivel internacional, están cambiando. Frustración, temor, incertidumbre, extendidos en todos los continentes. 

México está a prueba. Momentos cruciales, desafíos del exterior y del interior. Ante lo cual –Peña continúa- son tiempos de decisiones que llaman a la Unidad como sociedad, como nación, para encontrar juntos soluciones a las exigencias”. Sin explicar la “coyuntura difícil”, vuelve a la muletilla: “los valores fundamentales de la Constitución, son sustento de unidad nacional para consolidar la democracia como sistema de vida, de constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo -artículo 3º  deformado-; derecho a un trabajo digno y socialmente útil; 

para que la estabilidad económica y financiera sea la base más sólida del desarrollo nacional”. Finalmente informa: “Vivimos una nueva Era, circunstancias mundiales y nacionales muy diferentes a las de 1917. En 2017, creemos en una economía abierta,  competitiva, en los mercados globales”.

Injerta así, sus valores neoliberales pero acude –nueve veces- a los “valores” del pueblo mexicano, síntesis histórica, “nuestro Proyecto Nacional”, cuando las “reformas estructurales” que impulsó vía el “Pacto por México” y sus acciones desde hace cuatro años van en contra de dichos valores: “soberanía”, entregada a los intereses de EU, claudicación frente a Trump; “Libertad”,  controversia constitucional contra derechos de las audiencias; 

“Justicia”, cuando ha extirpado todo lo social de la Constitución; “democracia”, violando derechos humanos, denunciado por la ONU; “Igualdad”, con un millón de pobres más cada año y la riqueza de México cada vez en menos manos. División de poderes falsa: por medio del “Pacto”, el Ejecutivo cooptó al Congreso  y Poder Judicial negándose a exigir  constitucionalidad al Congreso; reforma “educativa”, mandato de la OCDE,  privatizadora,  contra maestros; “telecomunicaciones” en favor de la dictadura mediática y su entrega al 100% a extranjeros;

 “energética”, concesión a transnacionales crimen contra nuestro desarrollo, sistema anticorrupción tramposo, aún pendiente a cuatro años de prometido. La coyuntura “difícil”, el paradigma social, económico y político cambiante, es la crisis de su modelo neoliberal. La frustración, temor e incertidumbre, que señala, son producto de la injustica social, la ausencia de oportunidades, la corrupción. México no está prueba,  como afirma. Está a prueba la subsistencia de su gobierno, ante un pueblo que despierta e inicia el reclamo por abusos, en todo el territorio nacional; los desafíos externos son por la dependencia y entrega a EU, que ha profundizado. Las reformas neoliberales han destruido los logros sociales, industriales, económicos de la Constitución de 1917. Peña aplica “a raja tabla” los valores  neoliberales, contrarios a los de la Constitución de 1917, que repite una y otra vez, por lo que no pueden sustentar la “unidad” que reclama –trece veces-. Un Presidente hundido en 12% de aceptación, por su política neoliberal fracasada, impopular, afirma: “no perdamos de vista hacia dónde vamos; mantengamos el rumbo, sin distracciones, ni extravíos”; cuando precisamente, lo que está en crisis es el rumbo que le ha impuesto a México durante cuatro años. Por eso, busca credibilidad en los mismos valores constitucionales que ha vulnerado. ¿Teatral?

0 comentarios:

Publicar un comentario

jueves, 16 de febrero de 2017

LA REPÚBLICA DEL TEATRO por Manuel Bartlett


LA REPÚBLICA DEL TEATRO 

por Manuel Bartlett

Peña Nieto, el 5 de febrero, en el “Teatro de la República”, celebra el Centenario de la Constitución. Lee su discurso: “los constituyentes sintetizaron… los valores del pueblo mexicano: soberanía, libertad y justicia; democracia e igualdad, que nos han unido a través del tiempo; sus aspiraciones: justicia social, derecho a la educación, equidad en las relaciones laborales… Es nuestro proyecto de Nación”. Sin embargo, justifica sus reformas: “en la diversidad, división de poderes, pluralidad, consensos para mejorar educación, impulsar competencia en sectores estratégicos del desarrollo nacional, transparencia, anticorrupción, rendición de cuentas, justicia”. Afirma: “el Centenario ocurre en una coyuntura difícil. Los paradigmas sociales, económicos y políticos, a nivel internacional, están cambiando. Frustración, temor, incertidumbre, extendidos en todos los continentes. 

México está a prueba. Momentos cruciales, desafíos del exterior y del interior. Ante lo cual –Peña continúa- son tiempos de decisiones que llaman a la Unidad como sociedad, como nación, para encontrar juntos soluciones a las exigencias”. Sin explicar la “coyuntura difícil”, vuelve a la muletilla: “los valores fundamentales de la Constitución, son sustento de unidad nacional para consolidar la democracia como sistema de vida, de constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo -artículo 3º  deformado-; derecho a un trabajo digno y socialmente útil; 

para que la estabilidad económica y financiera sea la base más sólida del desarrollo nacional”. Finalmente informa: “Vivimos una nueva Era, circunstancias mundiales y nacionales muy diferentes a las de 1917. En 2017, creemos en una economía abierta,  competitiva, en los mercados globales”.

Injerta así, sus valores neoliberales pero acude –nueve veces- a los “valores” del pueblo mexicano, síntesis histórica, “nuestro Proyecto Nacional”, cuando las “reformas estructurales” que impulsó vía el “Pacto por México” y sus acciones desde hace cuatro años van en contra de dichos valores: “soberanía”, entregada a los intereses de EU, claudicación frente a Trump; “Libertad”,  controversia constitucional contra derechos de las audiencias; 

“Justicia”, cuando ha extirpado todo lo social de la Constitución; “democracia”, violando derechos humanos, denunciado por la ONU; “Igualdad”, con un millón de pobres más cada año y la riqueza de México cada vez en menos manos. División de poderes falsa: por medio del “Pacto”, el Ejecutivo cooptó al Congreso  y Poder Judicial negándose a exigir  constitucionalidad al Congreso; reforma “educativa”, mandato de la OCDE,  privatizadora,  contra maestros; “telecomunicaciones” en favor de la dictadura mediática y su entrega al 100% a extranjeros;

 “energética”, concesión a transnacionales crimen contra nuestro desarrollo, sistema anticorrupción tramposo, aún pendiente a cuatro años de prometido. La coyuntura “difícil”, el paradigma social, económico y político cambiante, es la crisis de su modelo neoliberal. La frustración, temor e incertidumbre, que señala, son producto de la injustica social, la ausencia de oportunidades, la corrupción. México no está prueba,  como afirma. Está a prueba la subsistencia de su gobierno, ante un pueblo que despierta e inicia el reclamo por abusos, en todo el territorio nacional; los desafíos externos son por la dependencia y entrega a EU, que ha profundizado. Las reformas neoliberales han destruido los logros sociales, industriales, económicos de la Constitución de 1917. Peña aplica “a raja tabla” los valores  neoliberales, contrarios a los de la Constitución de 1917, que repite una y otra vez, por lo que no pueden sustentar la “unidad” que reclama –trece veces-. Un Presidente hundido en 12% de aceptación, por su política neoliberal fracasada, impopular, afirma: “no perdamos de vista hacia dónde vamos; mantengamos el rumbo, sin distracciones, ni extravíos”; cuando precisamente, lo que está en crisis es el rumbo que le ha impuesto a México durante cuatro años. Por eso, busca credibilidad en los mismos valores constitucionales que ha vulnerado. ¿Teatral?

No hay comentarios:

Publicar un comentario