miércoles, 4 de enero de 2017

Francisco Baeza El gasolinazo: la instrucción más terrible del sexenio. Diálogos

Cuenta Herodoto que, al comienzo de las guerras entre persas y griegos, en el siglo V a. C., Darío envió heraldos a todas las ciudades-Estado exigiendo a sus dirigentes “tierra y agua”, el símbolo tradicional de obediencia. La mayoría aceptaron las durísimas condiciones impuestas por los persas. No así los espartanos, quienes, violando la inmunidad diplomática de los enviados del rey, les lanzaron a un pozo, invitándoles “a que tomaran [del fondo] toda el agua y la tierra que quisieran” (Historias, 7, 134). La escena sería llevada al cine con precisión. Los guionistas le añadirían una línea, una joya: —En Espara —advierte Leónidas —toda persona, así sea enviada por el rey, es responsable de sus palabras—…
Hace tiempo que Enrique Peña Nieto abandonó la silla presidencial y se dejó caer por la madriguera que conduce a un mundo donde la realidad se interpreta de una manera diferente. El presidente se ha convertido en un personaje parecido a El Sombrerero de Alicia en el país de las maravillas, de Carroll —“No estoy loco, es solo que mi realidad es diferente a la tuya” —o al Juan Matus de Las enseñanzas de don Juan, de Castañeda —“La realidad es lo que decimos que es la realidad”—. En ese mundo raro, el primer mandatario hace de promotor de la buena onda. En noviembre, por ejemplo, apeló al poder de la mente para sacar adelante al país: —Dejemos de lado el pesimismo y el optemos por el optimismo— improvisó. —Depende de la buena vibra, de la energía que proyectemos—.
Mientras Nerón juega al golf, ajeno a lo que ocurre más allá de los muros del lujoso Estrella del mar, Roma arde:
En ausencia de su jefe, el titular de la secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha ejecutado la instrucción más terrible de la administración peñista: el aumento a los precios de la gasolina y el diesel afecta directa y dramáticamente a los bolsillos de los mexicanos. La SHCP y el Banco de México discrepan sobre el impacto del gasolinazo en la inflación. Cualquiera que sea el caso, la medida fulmina las posibilidades del PRI de retener la presidencia, en 2018:
Hasta hace un par de semanas, José Antonio Meade, un independiente con muy buena relación con priístas y panistas, se adivinaba como la única carta de Peña Nieto para abanderar una candidatura consensuada entre ambos grupos. Hoy, como los heraldos que visitaban Esparta, el pentasecretario debe asumir las consecuencias políticas de las decisiones que se han tomado en su oficina y que han desembocado en una crisis de alcances insospechados. El presidente, en su rollo; no interrumpió sus vacaciones ni siquiera para liberarle de la presión.
Miguel Ángel Osorio Chong regresa, pues, por defecto, a las quinielas. El hidalguense, sin embargo, no tiene oportunidad de liderar una candidatura ganadora. La desaparición de la subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana, la caja chica del secretario de Gobernación, desde donde fluía el maná para fortalecer el tejido social mediante la inversión directa en las comunidades y para vigorizar su imagen entre los votantes, mató sus aspiraciones presidenciales —so pretexto del último ajuste presupuestario, la dependencia pasó de disponer de $9,750,000,000 en sus primeros cuatro años de vida a $50,000,000 para 2017—.
El aumento al precio de la gasolina y el diesel también complica las cuentas del PRI en el Estado de México:
El feudo de Peña Nieto, el granero histórico del PRI, es el epicentro de las protestas contra el gobierno federal. Aún si éstas fueran transitorias —y lo serán, porque, al final del día, la vida sigue y todos volverán a casa con el tanque lleno y la cartera vacía, y muy molestos— al tricolor le será dificilísimo recuperarse de aquí al 4 de junio…
Enrique Peña Nieto y, por extensión, todos los que están cerca de él y a quienes les hace de ladrillo al cuello, están muy cerca del pozo.
Francisco Baeza [@paco_baeza_]. 3 de enero de 2017.

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miércoles, 4 de enero de 2017

Francisco Baeza El gasolinazo: la instrucción más terrible del sexenio. Diálogos

Cuenta Herodoto que, al comienzo de las guerras entre persas y griegos, en el siglo V a. C., Darío envió heraldos a todas las ciudades-Estado exigiendo a sus dirigentes “tierra y agua”, el símbolo tradicional de obediencia. La mayoría aceptaron las durísimas condiciones impuestas por los persas. No así los espartanos, quienes, violando la inmunidad diplomática de los enviados del rey, les lanzaron a un pozo, invitándoles “a que tomaran [del fondo] toda el agua y la tierra que quisieran” (Historias, 7, 134). La escena sería llevada al cine con precisión. Los guionistas le añadirían una línea, una joya: —En Espara —advierte Leónidas —toda persona, así sea enviada por el rey, es responsable de sus palabras—…
Hace tiempo que Enrique Peña Nieto abandonó la silla presidencial y se dejó caer por la madriguera que conduce a un mundo donde la realidad se interpreta de una manera diferente. El presidente se ha convertido en un personaje parecido a El Sombrerero de Alicia en el país de las maravillas, de Carroll —“No estoy loco, es solo que mi realidad es diferente a la tuya” —o al Juan Matus de Las enseñanzas de don Juan, de Castañeda —“La realidad es lo que decimos que es la realidad”—. En ese mundo raro, el primer mandatario hace de promotor de la buena onda. En noviembre, por ejemplo, apeló al poder de la mente para sacar adelante al país: —Dejemos de lado el pesimismo y el optemos por el optimismo— improvisó. —Depende de la buena vibra, de la energía que proyectemos—.
Mientras Nerón juega al golf, ajeno a lo que ocurre más allá de los muros del lujoso Estrella del mar, Roma arde:
En ausencia de su jefe, el titular de la secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha ejecutado la instrucción más terrible de la administración peñista: el aumento a los precios de la gasolina y el diesel afecta directa y dramáticamente a los bolsillos de los mexicanos. La SHCP y el Banco de México discrepan sobre el impacto del gasolinazo en la inflación. Cualquiera que sea el caso, la medida fulmina las posibilidades del PRI de retener la presidencia, en 2018:
Hasta hace un par de semanas, José Antonio Meade, un independiente con muy buena relación con priístas y panistas, se adivinaba como la única carta de Peña Nieto para abanderar una candidatura consensuada entre ambos grupos. Hoy, como los heraldos que visitaban Esparta, el pentasecretario debe asumir las consecuencias políticas de las decisiones que se han tomado en su oficina y que han desembocado en una crisis de alcances insospechados. El presidente, en su rollo; no interrumpió sus vacaciones ni siquiera para liberarle de la presión.
Miguel Ángel Osorio Chong regresa, pues, por defecto, a las quinielas. El hidalguense, sin embargo, no tiene oportunidad de liderar una candidatura ganadora. La desaparición de la subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana, la caja chica del secretario de Gobernación, desde donde fluía el maná para fortalecer el tejido social mediante la inversión directa en las comunidades y para vigorizar su imagen entre los votantes, mató sus aspiraciones presidenciales —so pretexto del último ajuste presupuestario, la dependencia pasó de disponer de $9,750,000,000 en sus primeros cuatro años de vida a $50,000,000 para 2017—.
El aumento al precio de la gasolina y el diesel también complica las cuentas del PRI en el Estado de México:
El feudo de Peña Nieto, el granero histórico del PRI, es el epicentro de las protestas contra el gobierno federal. Aún si éstas fueran transitorias —y lo serán, porque, al final del día, la vida sigue y todos volverán a casa con el tanque lleno y la cartera vacía, y muy molestos— al tricolor le será dificilísimo recuperarse de aquí al 4 de junio…
Enrique Peña Nieto y, por extensión, todos los que están cerca de él y a quienes les hace de ladrillo al cuello, están muy cerca del pozo.
Francisco Baeza [@paco_baeza_]. 3 de enero de 2017.

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