martes, 26 de julio de 2016

La pertinencia de un gobierno de transición. Por Francisco Baeza


[@paco_baeza_]

Enrique Krauze, en La Presidencia Imperial (Tusquets, 1997), escribe: “[El Sistema político mexicano] tiene una falla de origen localizada justo en el sexto año de gobierno. Una vez destapado el sucesor presidencial […], el presidente asiste a la disminución ineluctable de su poder frente al poder creciente de aquel”.

A partir del momento en que se conoce el nombre del hombre que guiará los destinos del país los siguientes seis años, el Ejecutivo en turno se vuelve transitorio. Este lapsus es crítico: mientras el poder central pierde su capacidad de influencia e interlocución, los poderes periféricos pelean por ganar posiciones de cara al próximo periodo…
A Enrique Peña Nieto le ha sorprendido una crisis de final de sexenio muy, muy temprana:

La pérdida de confianza en las instituciones del Estado, la tensión social y las crisis en materia de seguridad y economía, aunado al destape de una docena de presidenciables y a la derrota del oficialismo en las elecciones estatales, han convertido al Ejecutivo peñista en uno transitorio, saliente. En el desconcierto, el gobierno del país y el control de la sucesión han quedado en el aire…

El 26 de junio, Andrés Manuel López Obrador planteó la formación de un gobierno de transición. El tabasqueño se ve en Los Pinos y propone en consecuencia. Por ahora, los resultados electorales y las encuestas le dan la razón.

Por definición, un gobierno de transición es el proceso político mediante el cual se substituye el conjunto de valores asociados al régimen saliente por el conjunto de valores asociados al régimen entrante – el lopezobradorismo substituiría, específicamente, los valores morales de un régimen decadente; honestidad vs. corrupción, transparencia vs. opacidad, etc. Los gobiernos de transición son posibles solo si las partes tienen la habilidad para alcanzar acuerdos. El régimen entrante debe tener la flexibilidad para pactar, por un lado, con las fuerzas políticas afines, para consolidar su proyecto; y por el otro, con las autoridades en turno, para que el proceso se desarrolle de manera ordenada.

El 14 de julio, en entrevista con Ciro Gómez Leyva, López Obrador mostró su lado más dialogante y estableció la agenda política inmediata: por un lado, suavizó su postura sobre la posibilidad de una alianza entre MORENA y el PRD y los otros partidos de izquierda – el día 16, media docena de familias perredistas urgieron a la nueva dirigencia nacional a fijar una hoja de ruta para acercarse a la formación del tabasqueño y, el día 22, Cuauhtémoc Cárdenas les secundó –; por el otro, relajó la presión sobre Peña Nieto – el día 18, el presidente recogió la bandera del combate contra la corrupción ofreciendo una disculpa inútil y permitiendo el relevo en la SFP…

López Obrador trata de arrastrar a Peña Nieto a una negociación: el mexiquense garantizaría respetar el resultado de la elección de 2018 – que, previsiblemente, no favorecerá a su partido –; a cambio, el tabasqueño utilizaría los medios a su alcance para ayudarle a gobernar el país – para estabilizarlo o para no desestabilizarlo, según se mire. El de Macuspana ofrecería, además, hacer una excepción a su norma: “[Durante mi administración] no habrá persecución. Justicia, no venganza” – repite. “Soy hombre de palabra. Sé respetar mis compromisos”…

El Ejecutivo peñista ha entrado en su fase transitoria. En éstas circunstancias, es pertinente el concurso de todas las fuerzas políticas para fijar un marco de confianza que permita enfrentar de buen modo el proceso electoral más importante de nuestra democracia.

martes, 19 de julio de 2016

¿ EL PRI EN ATLIXCO PODRÁ RESURGIR?




¿ EL PRI EN ATLIXCO PODRÁ RESURGIR?MUCHOS DE ELLOS TRABAJARON  PARA LOS PANUCHOS, EL OFICIO POLÍTICO ES DESCARADO Y CÍNICO

El licenciado Alejandro Armenta Mier, visitó la ciudad de Atlixco y el doctor Álvaro Morales Méndez,  fue el encargado  de citar a los medios  escritos y parte de los electrónicos  y desde luego a los pocos o  muchos Priistas que quedan, porque en las elecciones del pasado 5 de, junio del año 2016 hubo algunos o muchos zánganos de los priistas que estuvieron trabajando para los Panuchos, desde luego por conveniencia por ganarse un centavo, porque el que ordena y hace todo lo que quiera es el dinero. Pues el licenciado Alejandro  Armenta Mier  dijo que visitaba a la ciudad de Atlixco y concretamente a los Priistas y que daba la cara para agradecer el trabajo que desarrollaron en  las elecciones pasadas, reconoció datos y números de la contienda política  así mismo reconoció todas las barbaridades y tropelías que hizo el Gobernador Rafael Moreno Valle Rosas que” eso” que se llama Instituto Nacional Electoral y demás madres, estuvieron siempre apoyando a Moreno Valle, demostrando con esto que el PRI ya les valió  madre y como  a colación lo que hizo también Antorcha Campesina que ofreció votos y  no hubo nada o casi nada, ellos recularon.

El licenciado Alejandro Armenta Mier tuvo información equivocada y errónea de los priistas y de la gente de Atlixco, porque nadie trabajo y porque Blanca Alcalá no fue la candidato idónea para poder triunfar, pues nos dicen que fue imposición de aquel señorón de apellido Beltrones, que para ajustare cuentas fue corrido o  despedido ( no de toros por lo corrido) sino como presidente Nacional del PRI,  en tras palabras se quiere decir que Alejandro Armenta Mier vino a hacer el ridículo, porque su intención fue buena por dar la cara, pero desgraciadamente estuvo equivocado y esto fue ratificado por un  licenciado que fue entrevistado por OxigenRadio y Miguel González Tapia en esos momentos, pues  la noticia de lo que o estabas pasando  fue al aire porque fue transmisión en vivo.  Con  esto el licenciado Alejandro Armenta Mier mejor no hubiera venido a Atlixco y menos argumentando darles las gracias a estos o a aquellos Priistas porque no  trabajaron a favor de su partido. Pero así es la política y los funcionarios maletas y demás descalificativos.

Como podemos decir de infinidad de maneras “TE QUIERO”




Como podemos decir de infinidad de  maneras “TE QUIERO”.

Esas dos palabras tan simples pero que viene de un sentimiento, pero que nos cuesta tanto decir, pueden expresarse de diferentes formas: a través de un abrazo, preocupándose por el otro, cocinando una comida favorita, yendo al cine a ver una película que no nos guste, etc. Un te quiero es un abrazo, un tiempo en silencio, preguntas que le demuestran al otro que le escuchamos o echar una mano cuando la persona a la que queremos se siente agobiada.
Un sentimiento se puede mostrar tanto con hechos como con palabras.
Pensamos que solo a través del lenguaje se puede “hablar” de un sentimiento no es verdad, porque si realmente nos fijamos en las actitudes del otro nos podremos dar cuenta de lo que realmente siente.
Como se dan cuenta decir “te quiero” sin necesidad de usar esas dos palabras.


*Lo que implica decir un “TE QUIERO”

Cuanto puede valer al iniciar una relación y ya nos hemos llevado unos cuantos tropiezos en esto del llamado amor, tardamos algo de tiempo en revelar nuestros verdaderos sentimientos que iniciamos  con un tímido “me gustas” y solo decimos te quiero cuando estamos muy seguros de nuestros sentimientos.

Estar expuestos da la sensación de que somos vulnerables, sensibles e incluso “cursis”, dijeran en mi hogar.  Nos protegernos, parece que revelando nuestros sentimientos.

Si bien cada persona tiene sus tiempos para decir “te quiero”, lo cierto es que esas dos palabras guardan en su interior mucho más que afecto. 
 No es más que una cuestión de compromiso o un paso que quizás aún no estamos dispuestos a dar, pero que muchas veces nos gustaría.


*Aprendamos a decir “TE QUIERO” sin palabras.
No una piedra ni somos robots sin sentimientos. No creas que la única manera de decirle a tu pareja, a tus padres, a tus amigos o a tus abuelos que los quieres mucho es con las “dos palabras mágicas”.
Hay infinidad de formas distintas de demostrar el afecto, el cariño y el amor.
Se basan en las actitudes que tenemos hacia los demás, en cómo nos preocupamos por ellos y queremos que estén bien. 
“Las acciones del día a día pueden expresar más lo que sentimos que pasarnos al otro extremo y pronunciar te quiero” 


“¿Cómo ha estado tu día?”, Conduce con cuidado”, “No olvides llevar una chaqueta”, “He preparado tu platillo favorito como a ti te gusta”, “Elige tú la película”, “¿Has dormido bien?”, “Yo me encargo de llevar a los niños”, “Quédate en la cama y te llevo el desayuno”, “Qué bien te queda esa falda”, “Compré las galletas que te recetó el médico”, “¿Quieres que te lleve en el coche?”, “Has hecho un excelente trabajo”, “Qué deliciosa está la cena”… y la lista podría continuar.
Las acciones son tan valiosas como un “te quiero” repetido entre temores e ideas equivocadas.
 Seguro conoces el refrán popular que indica “una imagen vale más que mil palabras”,  mejor digamos “una buena actitud es buena y mejora cuando la acompañamos de dos simples palabras y de acciones que reflejan lo que estas expresan”.



*Decir TE QUIERO o TE AMO.

Decimos “te quiero” es el paso anterior al “te amo”. Otros afirman que la primera frase conlleva un sentido de posesión y el segundo de entrega.
Lo cierto es que de una forma u otra estamos expresando lo que sucede en nuestro interior.
No te sientas avergonzado o cohibido de decir cualquiera de esas dos frases milagrosas, únicas y maravillosas.
Te sentirás realmente feliz y harás feliz al otro.
Solo quiero decirte que  “las palabras son débiles frente al viento” y que para que contribuyan a los cimientos de una relación o un sentimiento de amor deben estar acompañadas de hechos.

“Te extraño”, “Cuídate”, “Que tengas buenas noches”, “Estaba pensando en ti”, “En el horno hay comida lista”, “Avísame cuando llegues a casa”, “Lleva paraguas”, “¿Te preparo un café?”

Te invito desde lo más profundo de mi corazón a decir un “TE QUIERO” y así expresar un hermoso sentimiento.

Que tengan un días lleno de letras y de sentimientos hermosos.

Dios les bendiga.

claudiaosorno66@gmail.com


80° aniversario del golpe de Estado en España




 

José Antonio y Andrés Manuel.

Francisco Baeza [@paco_baeza_]
Éste fin de semana se celebró el 80° aniversario del golpe de Estado que arrastró a España a la guerra civil. El clima de crispación social y política que le precedió se repite en muchos escenarios modernos. En Turquía, por ejemplo, la última asonada ocurre mientras Recep Tayyip Erdogan malabarea las guerras en el Kurdistán y en Siria, la crisis migratoria y la amenaza del terrorismo…

Guardando distancias, la España de 1936 y el México de 2016 son semejantes:
La España de entonces estaba dividida entre los partidarios de la Segunda República y los nostálgicos del ancien regime. Las elecciones generales de principios de año dieron muestra de la polarización de su sociedad. Según Jorge Fernández-Coppel, en Niceto Alcalá-Zamora: Asalto a la República (La esfera de los libros, 2011), los candidatos ligados al oficialismo obtuvieron 4,363,903 votos (48.1%); los candidatos ligados a la oposición, 4,155,153 (45.8%.)

En los márgenes del proceso democrático se movía la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera, un partido político de corte fascista-católico que apenas había obtenido 6,800 votos (0.07%).

Los camisas viejas apostaban por el terror como método conscientes de que no habían las condiciones para acceder al poder por la vía institucional. En el acto fundacional de la agrupación, dos años antes, José Antonio había dicho: “[La atmósfera del parlamento] es turbia, como de taberna después de una noche crapulosa. No está ahí nuestro sitio […] ¡Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara y las estrellas!” Animaba a sus huestes repitiéndoles que “al final, siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado a la civilización”.

Entre febrero y julio de 1936, con los ecos de las elecciones generales de fondo, la Falange Española protagonizó una campaña de violencia política con el propósito de crear un clima de tensión permanente que forzara la caída del régimen. La campaña confirmaría la percepción de que las autoridades eran incapaces de imponer el orden y justificaría la necesidad de formar un gobierno de transición en el que destacaran militares y políticos de línea dura.

Entre el 12 y el 13 de julio la violencia política alcanzó su clímax. El día 12, una escuadra falangista asesinó a José del Castillo, teniente de la Guardia de Asalto; al día siguiente, los compañeros de del Castillo le vengaron asesinando a José Calvo Sotelo, jefe parlamentario de los monárquicos alfonsinos. El doble crimen convenció a los sectores más moderados de la oposición, civiles y militares, de que el régimen, en efecto, había perdido el control del país. El día 17, sobrevino el Alzamiento…
En México, la situación social y política invita más a la reflexión que al optimismo:
A pesar de tener los números a su favor – un lujo que José Antonio no pudo darse –, Andrés Manuel López Obrador, parece tentado a abandonar la vía institucional para incorporarse a la vía de la desestabilización, a través de la cual podría acceder al poder sin necesidad de pasar por el incierto trance de las urnas. Su amistad con la CNTE, en cuyo maderamen se confunden maestros y guerrilla, sugiere que su sitio en el quehacer nacional podría hallarse en la calle, en los plantones y los bloqueos; al aire libre, bajo el cielo claro y las estrellas.

López Obrador no controla la violencia, ni la celebra ni la enaltece – lo que sí hizo José Antonio –, pero se beneficia de ella. MORENA es una alternativa política solo porque el gobierno federal ha probado ser incapaz de atajar los muchos y variados conflictos que se derivan del hartazgo social. No es fortuito que su líder reclame la cabeza de Miguel Ángel Osorio Chong, el único funcionario federal con la inteligencia para, al menos, no empeorar las cosas…

En 2018, cualquier escenario será posible. El proceso electoral pondrá a prueba la fortaleza de nuestras instituciones.

miércoles, 6 de julio de 2016

El síndrome de Maximino Por Francisco Baeza

[@paco_baeza_]

“¡Manuel es un bistec con ojos!”, habría chillado Maximino cuando le informaron que su hermano menor sería candidato a la presidencia. El gobernador de Puebla “se sentía con derechos de primogenitura sobre la familia revolucionaria”, razonará Enrique Krauze.

Maximino Ávila Camacho estaba obsesionado con la presidencia. En su locura, imaginó, incluso, heredarla de su hermano. Al no ver cumplida su exigencia, amenazó con deshacerse del candidato oficialista. El 16 de febrero de 1945, Gonzalo N. Santos, compadre suyo, trató de convencerle de disciplinarse pero no le escuchó. Al contrario, trató de convencerle de amotinarse con él: “¡Bonito papelón iba yo a hacer!” – cuenta Santos, en sus memorias. “Además de quedar como traidor, hubiera quedado como pendejo, que es peor”. Al día siguiente, en Atlixco, el teziuteco almorzó con sus huestes por última vez…

Con más o menos obstinación, todos los gobernadores de Puebla han padecido del síndrome de Maximino. Sufrieron sus mareos Manuel Bartlett, Melquiades Morales y Mario Marín. En una ocasión, un grupo de empresarios organizó un desayuno para el de Nativitas Cuautempan. El anfitrión lo recibió diciendo: “Gobernador, ya no queremos verle en Puebla” – una entrada desafortunada, pues recién había estallado el affair Marín-Cacho. “¡Queremos verle en Los Pinos!” – aclaró, para tranquilidad del auditorio.

Como sus predecesores, Rafael Moreno Valle apunta alto, ¡altísimo! Asegurada su plaza, el gobernador ha arrancado su campaña presidencial.

Sus cortesanos le animan. Los resultados del 5 de junio, dicen, prueban el éxito de la estrategia que les llevará de regreso a Los Pinos. Contagiados de un trastorno que engaña a los sentidos, han pasado el sexenio construyendo el mito de su invencibilidad. Le imaginan en ruta de coalición con el PRI; suponen que por vestir de azul, unos, y de tricolor, otros, forzosamente deben ser antagonistas.

A un mes de distancia, podemos hacer una lectura distinta: el PRI tiene la llave de Casa Puebla; como anticipábamos, azules y tricolores pactaron la “minigobernatura”.

Los números son engorrosos, pero nos ayudan a explicar lo dicho:

De acuerdo con los datos oficiales, la coalición liderada por José Antonio Gali ganó la elección con 869,878 votos (45.2% de la votación), distribuidos entre el PAN (675,527; 35.1%), el PANAL (62,415; 3.24%), el PCCP (56,058; 2.91%), el PT (40,137; 2.09%) y el PSI (35,731; 1.86%). La de Blanca Alcalá quedó en un lejano segundo lugar, 226,608 votos detrás de él (11.77% de diferencia). Notemos que éste fue el único escenario en el que el PANAL y el PT hicieron alianza con el PAN. Imaginemos que no hubiera sido así: si el PANAL se hubiera aliado con el PRI, como ocurrió en los demás escenarios, la diferencia entre Gali y Alcalá se hubiera reducido a 101,778 votos (5.29%); si también lo hubiera hecho el PT, como ocurrió en Aguascalientes y Chihuahua, la diferencia hubiera sido de solo 21,504 votos (1.12%). En la ecuación habría que considerar, además, el comportamiento errático del zavalista PSI.

La inclusión del PANAL en la coalición morenovallista envió una señal temprana e inequívoca de que el presidente preferiría cuidar su amistad con el muy peñista Moreno Valle a hacer un intento real de recuperar el estado. Abandonada por el gobierno federal, Alcalá pagó el precio…

El proceso electoral de 2016 puso de manifiesto la importancia estratégica de los partidos pequeños. Sirva el ejercicio anterior para demostrar que el desplazamiento de sus votos modifica todos los equilibrios. Los partidos pequeños se saben determinantes y se cotizan a la alza.

En sus oficinas de la colonia Analco, Gerardo Islas observa un mapa de la ciudad de Puebla. Seguramente, dirige su atención a los distritos del sur, donde los turquesas tienen más presencia. El PANAL venderá cara, muy cara su participación en la siguiente coalición morenovallista.

martes, 26 de julio de 2016

La pertinencia de un gobierno de transición. Por Francisco Baeza


[@paco_baeza_]

Enrique Krauze, en La Presidencia Imperial (Tusquets, 1997), escribe: “[El Sistema político mexicano] tiene una falla de origen localizada justo en el sexto año de gobierno. Una vez destapado el sucesor presidencial […], el presidente asiste a la disminución ineluctable de su poder frente al poder creciente de aquel”.

A partir del momento en que se conoce el nombre del hombre que guiará los destinos del país los siguientes seis años, el Ejecutivo en turno se vuelve transitorio. Este lapsus es crítico: mientras el poder central pierde su capacidad de influencia e interlocución, los poderes periféricos pelean por ganar posiciones de cara al próximo periodo…
A Enrique Peña Nieto le ha sorprendido una crisis de final de sexenio muy, muy temprana:

La pérdida de confianza en las instituciones del Estado, la tensión social y las crisis en materia de seguridad y economía, aunado al destape de una docena de presidenciables y a la derrota del oficialismo en las elecciones estatales, han convertido al Ejecutivo peñista en uno transitorio, saliente. En el desconcierto, el gobierno del país y el control de la sucesión han quedado en el aire…

El 26 de junio, Andrés Manuel López Obrador planteó la formación de un gobierno de transición. El tabasqueño se ve en Los Pinos y propone en consecuencia. Por ahora, los resultados electorales y las encuestas le dan la razón.

Por definición, un gobierno de transición es el proceso político mediante el cual se substituye el conjunto de valores asociados al régimen saliente por el conjunto de valores asociados al régimen entrante – el lopezobradorismo substituiría, específicamente, los valores morales de un régimen decadente; honestidad vs. corrupción, transparencia vs. opacidad, etc. Los gobiernos de transición son posibles solo si las partes tienen la habilidad para alcanzar acuerdos. El régimen entrante debe tener la flexibilidad para pactar, por un lado, con las fuerzas políticas afines, para consolidar su proyecto; y por el otro, con las autoridades en turno, para que el proceso se desarrolle de manera ordenada.

El 14 de julio, en entrevista con Ciro Gómez Leyva, López Obrador mostró su lado más dialogante y estableció la agenda política inmediata: por un lado, suavizó su postura sobre la posibilidad de una alianza entre MORENA y el PRD y los otros partidos de izquierda – el día 16, media docena de familias perredistas urgieron a la nueva dirigencia nacional a fijar una hoja de ruta para acercarse a la formación del tabasqueño y, el día 22, Cuauhtémoc Cárdenas les secundó –; por el otro, relajó la presión sobre Peña Nieto – el día 18, el presidente recogió la bandera del combate contra la corrupción ofreciendo una disculpa inútil y permitiendo el relevo en la SFP…

López Obrador trata de arrastrar a Peña Nieto a una negociación: el mexiquense garantizaría respetar el resultado de la elección de 2018 – que, previsiblemente, no favorecerá a su partido –; a cambio, el tabasqueño utilizaría los medios a su alcance para ayudarle a gobernar el país – para estabilizarlo o para no desestabilizarlo, según se mire. El de Macuspana ofrecería, además, hacer una excepción a su norma: “[Durante mi administración] no habrá persecución. Justicia, no venganza” – repite. “Soy hombre de palabra. Sé respetar mis compromisos”…

El Ejecutivo peñista ha entrado en su fase transitoria. En éstas circunstancias, es pertinente el concurso de todas las fuerzas políticas para fijar un marco de confianza que permita enfrentar de buen modo el proceso electoral más importante de nuestra democracia.

martes, 19 de julio de 2016

¿ EL PRI EN ATLIXCO PODRÁ RESURGIR?




¿ EL PRI EN ATLIXCO PODRÁ RESURGIR?MUCHOS DE ELLOS TRABAJARON  PARA LOS PANUCHOS, EL OFICIO POLÍTICO ES DESCARADO Y CÍNICO

El licenciado Alejandro Armenta Mier, visitó la ciudad de Atlixco y el doctor Álvaro Morales Méndez,  fue el encargado  de citar a los medios  escritos y parte de los electrónicos  y desde luego a los pocos o  muchos Priistas que quedan, porque en las elecciones del pasado 5 de, junio del año 2016 hubo algunos o muchos zánganos de los priistas que estuvieron trabajando para los Panuchos, desde luego por conveniencia por ganarse un centavo, porque el que ordena y hace todo lo que quiera es el dinero. Pues el licenciado Alejandro  Armenta Mier  dijo que visitaba a la ciudad de Atlixco y concretamente a los Priistas y que daba la cara para agradecer el trabajo que desarrollaron en  las elecciones pasadas, reconoció datos y números de la contienda política  así mismo reconoció todas las barbaridades y tropelías que hizo el Gobernador Rafael Moreno Valle Rosas que” eso” que se llama Instituto Nacional Electoral y demás madres, estuvieron siempre apoyando a Moreno Valle, demostrando con esto que el PRI ya les valió  madre y como  a colación lo que hizo también Antorcha Campesina que ofreció votos y  no hubo nada o casi nada, ellos recularon.

El licenciado Alejandro Armenta Mier tuvo información equivocada y errónea de los priistas y de la gente de Atlixco, porque nadie trabajo y porque Blanca Alcalá no fue la candidato idónea para poder triunfar, pues nos dicen que fue imposición de aquel señorón de apellido Beltrones, que para ajustare cuentas fue corrido o  despedido ( no de toros por lo corrido) sino como presidente Nacional del PRI,  en tras palabras se quiere decir que Alejandro Armenta Mier vino a hacer el ridículo, porque su intención fue buena por dar la cara, pero desgraciadamente estuvo equivocado y esto fue ratificado por un  licenciado que fue entrevistado por OxigenRadio y Miguel González Tapia en esos momentos, pues  la noticia de lo que o estabas pasando  fue al aire porque fue transmisión en vivo.  Con  esto el licenciado Alejandro Armenta Mier mejor no hubiera venido a Atlixco y menos argumentando darles las gracias a estos o a aquellos Priistas porque no  trabajaron a favor de su partido. Pero así es la política y los funcionarios maletas y demás descalificativos.

Como podemos decir de infinidad de maneras “TE QUIERO”




Como podemos decir de infinidad de  maneras “TE QUIERO”.

Esas dos palabras tan simples pero que viene de un sentimiento, pero que nos cuesta tanto decir, pueden expresarse de diferentes formas: a través de un abrazo, preocupándose por el otro, cocinando una comida favorita, yendo al cine a ver una película que no nos guste, etc. Un te quiero es un abrazo, un tiempo en silencio, preguntas que le demuestran al otro que le escuchamos o echar una mano cuando la persona a la que queremos se siente agobiada.
Un sentimiento se puede mostrar tanto con hechos como con palabras.
Pensamos que solo a través del lenguaje se puede “hablar” de un sentimiento no es verdad, porque si realmente nos fijamos en las actitudes del otro nos podremos dar cuenta de lo que realmente siente.
Como se dan cuenta decir “te quiero” sin necesidad de usar esas dos palabras.


*Lo que implica decir un “TE QUIERO”

Cuanto puede valer al iniciar una relación y ya nos hemos llevado unos cuantos tropiezos en esto del llamado amor, tardamos algo de tiempo en revelar nuestros verdaderos sentimientos que iniciamos  con un tímido “me gustas” y solo decimos te quiero cuando estamos muy seguros de nuestros sentimientos.

Estar expuestos da la sensación de que somos vulnerables, sensibles e incluso “cursis”, dijeran en mi hogar.  Nos protegernos, parece que revelando nuestros sentimientos.

Si bien cada persona tiene sus tiempos para decir “te quiero”, lo cierto es que esas dos palabras guardan en su interior mucho más que afecto. 
 No es más que una cuestión de compromiso o un paso que quizás aún no estamos dispuestos a dar, pero que muchas veces nos gustaría.


*Aprendamos a decir “TE QUIERO” sin palabras.
No una piedra ni somos robots sin sentimientos. No creas que la única manera de decirle a tu pareja, a tus padres, a tus amigos o a tus abuelos que los quieres mucho es con las “dos palabras mágicas”.
Hay infinidad de formas distintas de demostrar el afecto, el cariño y el amor.
Se basan en las actitudes que tenemos hacia los demás, en cómo nos preocupamos por ellos y queremos que estén bien. 
“Las acciones del día a día pueden expresar más lo que sentimos que pasarnos al otro extremo y pronunciar te quiero” 


“¿Cómo ha estado tu día?”, Conduce con cuidado”, “No olvides llevar una chaqueta”, “He preparado tu platillo favorito como a ti te gusta”, “Elige tú la película”, “¿Has dormido bien?”, “Yo me encargo de llevar a los niños”, “Quédate en la cama y te llevo el desayuno”, “Qué bien te queda esa falda”, “Compré las galletas que te recetó el médico”, “¿Quieres que te lleve en el coche?”, “Has hecho un excelente trabajo”, “Qué deliciosa está la cena”… y la lista podría continuar.
Las acciones son tan valiosas como un “te quiero” repetido entre temores e ideas equivocadas.
 Seguro conoces el refrán popular que indica “una imagen vale más que mil palabras”,  mejor digamos “una buena actitud es buena y mejora cuando la acompañamos de dos simples palabras y de acciones que reflejan lo que estas expresan”.



*Decir TE QUIERO o TE AMO.

Decimos “te quiero” es el paso anterior al “te amo”. Otros afirman que la primera frase conlleva un sentido de posesión y el segundo de entrega.
Lo cierto es que de una forma u otra estamos expresando lo que sucede en nuestro interior.
No te sientas avergonzado o cohibido de decir cualquiera de esas dos frases milagrosas, únicas y maravillosas.
Te sentirás realmente feliz y harás feliz al otro.
Solo quiero decirte que  “las palabras son débiles frente al viento” y que para que contribuyan a los cimientos de una relación o un sentimiento de amor deben estar acompañadas de hechos.

“Te extraño”, “Cuídate”, “Que tengas buenas noches”, “Estaba pensando en ti”, “En el horno hay comida lista”, “Avísame cuando llegues a casa”, “Lleva paraguas”, “¿Te preparo un café?”

Te invito desde lo más profundo de mi corazón a decir un “TE QUIERO” y así expresar un hermoso sentimiento.

Que tengan un días lleno de letras y de sentimientos hermosos.

Dios les bendiga.

claudiaosorno66@gmail.com


80° aniversario del golpe de Estado en España




 

José Antonio y Andrés Manuel.

Francisco Baeza [@paco_baeza_]
Éste fin de semana se celebró el 80° aniversario del golpe de Estado que arrastró a España a la guerra civil. El clima de crispación social y política que le precedió se repite en muchos escenarios modernos. En Turquía, por ejemplo, la última asonada ocurre mientras Recep Tayyip Erdogan malabarea las guerras en el Kurdistán y en Siria, la crisis migratoria y la amenaza del terrorismo…

Guardando distancias, la España de 1936 y el México de 2016 son semejantes:
La España de entonces estaba dividida entre los partidarios de la Segunda República y los nostálgicos del ancien regime. Las elecciones generales de principios de año dieron muestra de la polarización de su sociedad. Según Jorge Fernández-Coppel, en Niceto Alcalá-Zamora: Asalto a la República (La esfera de los libros, 2011), los candidatos ligados al oficialismo obtuvieron 4,363,903 votos (48.1%); los candidatos ligados a la oposición, 4,155,153 (45.8%.)

En los márgenes del proceso democrático se movía la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera, un partido político de corte fascista-católico que apenas había obtenido 6,800 votos (0.07%).

Los camisas viejas apostaban por el terror como método conscientes de que no habían las condiciones para acceder al poder por la vía institucional. En el acto fundacional de la agrupación, dos años antes, José Antonio había dicho: “[La atmósfera del parlamento] es turbia, como de taberna después de una noche crapulosa. No está ahí nuestro sitio […] ¡Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara y las estrellas!” Animaba a sus huestes repitiéndoles que “al final, siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado a la civilización”.

Entre febrero y julio de 1936, con los ecos de las elecciones generales de fondo, la Falange Española protagonizó una campaña de violencia política con el propósito de crear un clima de tensión permanente que forzara la caída del régimen. La campaña confirmaría la percepción de que las autoridades eran incapaces de imponer el orden y justificaría la necesidad de formar un gobierno de transición en el que destacaran militares y políticos de línea dura.

Entre el 12 y el 13 de julio la violencia política alcanzó su clímax. El día 12, una escuadra falangista asesinó a José del Castillo, teniente de la Guardia de Asalto; al día siguiente, los compañeros de del Castillo le vengaron asesinando a José Calvo Sotelo, jefe parlamentario de los monárquicos alfonsinos. El doble crimen convenció a los sectores más moderados de la oposición, civiles y militares, de que el régimen, en efecto, había perdido el control del país. El día 17, sobrevino el Alzamiento…
En México, la situación social y política invita más a la reflexión que al optimismo:
A pesar de tener los números a su favor – un lujo que José Antonio no pudo darse –, Andrés Manuel López Obrador, parece tentado a abandonar la vía institucional para incorporarse a la vía de la desestabilización, a través de la cual podría acceder al poder sin necesidad de pasar por el incierto trance de las urnas. Su amistad con la CNTE, en cuyo maderamen se confunden maestros y guerrilla, sugiere que su sitio en el quehacer nacional podría hallarse en la calle, en los plantones y los bloqueos; al aire libre, bajo el cielo claro y las estrellas.

López Obrador no controla la violencia, ni la celebra ni la enaltece – lo que sí hizo José Antonio –, pero se beneficia de ella. MORENA es una alternativa política solo porque el gobierno federal ha probado ser incapaz de atajar los muchos y variados conflictos que se derivan del hartazgo social. No es fortuito que su líder reclame la cabeza de Miguel Ángel Osorio Chong, el único funcionario federal con la inteligencia para, al menos, no empeorar las cosas…

En 2018, cualquier escenario será posible. El proceso electoral pondrá a prueba la fortaleza de nuestras instituciones.

miércoles, 6 de julio de 2016

El síndrome de Maximino Por Francisco Baeza

[@paco_baeza_]

“¡Manuel es un bistec con ojos!”, habría chillado Maximino cuando le informaron que su hermano menor sería candidato a la presidencia. El gobernador de Puebla “se sentía con derechos de primogenitura sobre la familia revolucionaria”, razonará Enrique Krauze.

Maximino Ávila Camacho estaba obsesionado con la presidencia. En su locura, imaginó, incluso, heredarla de su hermano. Al no ver cumplida su exigencia, amenazó con deshacerse del candidato oficialista. El 16 de febrero de 1945, Gonzalo N. Santos, compadre suyo, trató de convencerle de disciplinarse pero no le escuchó. Al contrario, trató de convencerle de amotinarse con él: “¡Bonito papelón iba yo a hacer!” – cuenta Santos, en sus memorias. “Además de quedar como traidor, hubiera quedado como pendejo, que es peor”. Al día siguiente, en Atlixco, el teziuteco almorzó con sus huestes por última vez…

Con más o menos obstinación, todos los gobernadores de Puebla han padecido del síndrome de Maximino. Sufrieron sus mareos Manuel Bartlett, Melquiades Morales y Mario Marín. En una ocasión, un grupo de empresarios organizó un desayuno para el de Nativitas Cuautempan. El anfitrión lo recibió diciendo: “Gobernador, ya no queremos verle en Puebla” – una entrada desafortunada, pues recién había estallado el affair Marín-Cacho. “¡Queremos verle en Los Pinos!” – aclaró, para tranquilidad del auditorio.

Como sus predecesores, Rafael Moreno Valle apunta alto, ¡altísimo! Asegurada su plaza, el gobernador ha arrancado su campaña presidencial.

Sus cortesanos le animan. Los resultados del 5 de junio, dicen, prueban el éxito de la estrategia que les llevará de regreso a Los Pinos. Contagiados de un trastorno que engaña a los sentidos, han pasado el sexenio construyendo el mito de su invencibilidad. Le imaginan en ruta de coalición con el PRI; suponen que por vestir de azul, unos, y de tricolor, otros, forzosamente deben ser antagonistas.

A un mes de distancia, podemos hacer una lectura distinta: el PRI tiene la llave de Casa Puebla; como anticipábamos, azules y tricolores pactaron la “minigobernatura”.

Los números son engorrosos, pero nos ayudan a explicar lo dicho:

De acuerdo con los datos oficiales, la coalición liderada por José Antonio Gali ganó la elección con 869,878 votos (45.2% de la votación), distribuidos entre el PAN (675,527; 35.1%), el PANAL (62,415; 3.24%), el PCCP (56,058; 2.91%), el PT (40,137; 2.09%) y el PSI (35,731; 1.86%). La de Blanca Alcalá quedó en un lejano segundo lugar, 226,608 votos detrás de él (11.77% de diferencia). Notemos que éste fue el único escenario en el que el PANAL y el PT hicieron alianza con el PAN. Imaginemos que no hubiera sido así: si el PANAL se hubiera aliado con el PRI, como ocurrió en los demás escenarios, la diferencia entre Gali y Alcalá se hubiera reducido a 101,778 votos (5.29%); si también lo hubiera hecho el PT, como ocurrió en Aguascalientes y Chihuahua, la diferencia hubiera sido de solo 21,504 votos (1.12%). En la ecuación habría que considerar, además, el comportamiento errático del zavalista PSI.

La inclusión del PANAL en la coalición morenovallista envió una señal temprana e inequívoca de que el presidente preferiría cuidar su amistad con el muy peñista Moreno Valle a hacer un intento real de recuperar el estado. Abandonada por el gobierno federal, Alcalá pagó el precio…

El proceso electoral de 2016 puso de manifiesto la importancia estratégica de los partidos pequeños. Sirva el ejercicio anterior para demostrar que el desplazamiento de sus votos modifica todos los equilibrios. Los partidos pequeños se saben determinantes y se cotizan a la alza.

En sus oficinas de la colonia Analco, Gerardo Islas observa un mapa de la ciudad de Puebla. Seguramente, dirige su atención a los distritos del sur, donde los turquesas tienen más presencia. El PANAL venderá cara, muy cara su participación en la siguiente coalición morenovallista.