Creo en el destino, pero no como algo mágico sino como un hecho determinado e inexorable. No creo en un destino próximo a llegar, sino en uno perpetuo, que está pasando ahora y que pasó ayer y que pasará mañana, no obstante que el mañana y el ayer son uno sólo con el hoy. Creo en el destino no como en algo personal, sino como algo colectivo: lo que me sucede a mí afecta a todos y viceversa. El universo entero es una unidad. Todos somos una unidad. Somos células constituyentes del universo. Cuando uno de nosotros muere, es una célula del universo que muere, y cuando uno de nosotros nace, es una célula que se produce en el universo. Estoy determinado, elegí escribir esto, ¿pero qué me impulsó a escribirlo? Un montón de cosas externas e internas son el motor principal de mi destino. Pregúntense cuál es el motor de su destino. No hay casualidad; todo es causal. El destino es el conjunto de causas determinadas por otras causas que nos llevan a seguir una cadena que se prolonga hasta el origen mismo de la primera causa, si es que hubo una primera causa y un origen. El destino no es una meta, no es una época, es algo que ya está puesto en marcha y no se va a detener ni siquiera cuando cada individuo por separado llegue a su supuesta meta. Continúa...
Dionisio Stone
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