miércoles, 17 de agosto de 2016

#3de3 de AMLO: rico, pero honesto por Francisco Baeza





 [@paco_baeza_]

La fiesta olímpica no ha dado respiro a un Enrique Peña Nieto que encara la recta final del sexenio con una desaprobación de récord – el 74% de los mexicanos desaprueba su gestión, según la última encuesta de Reforma. Los malos resultados de nuestros atletas en Río de Janeiro no ayudan a rebajar la tensión en casa; al contrario, contribuyen al malestar social y aumentan la presión sobre un gobierno al que se considera responsable o corresponsable de todas las desgracias. El buscapíes del titular de la CONADE hiló lo deportivo con lo político. ¡Bonito favor le hizo a su jefe!…

A falta de triunfos deportivos que generen una ilusión de mejoría, la realidad se ha apoderado de las portadas:

Las casualidades se permiten en el deporte, a veces; en política, rara vez. La misma semana en la que Andrés Manuel López Obrador presentó su #3de3, The Guardian se lanzó a la yugular del presidente. No sería la primera vez que el medio británico le echa una mano: en las postrimerías de la última cita electoral, por ejemplo, reveló que Televisa utilizaba sus espacios informativos para desprestigiarle. La televisora era parte, afirmó, “de una detallada estrategia de comunicación diseñada para lastimar las aspiraciones del candidato de la izquierda”. Ésta vez, la ayuda habría venido en forma de cuestionamientos a la moralidad de la familia presidencial: a la de la primera dama, primero, señalando que dispone de un departamento de lujo propiedad de un potencial contratista del gobierno; y a la de las hijas del presidente, después, tachándolas de “jóvenes, ricas y prepotentes”. Entre la primera y la segunda nota, el IMCO ratificó la declaración patrimonial, fiscal y de intereses de López Obrador. El tabasqueño reportó ingresos por $600,000 anuales y no tener propiedades, vehículos, tarjetas de crédito o cuentas bancarias. La SHCP confirma que no tiene adeudos.

Tampoco es casualidad que, antes de presentar su #3de3, López Obrador se dejase ver en el béisbol. El comportamiento inédito del tabasqueño obedece a una modificación en su estrategia: sus asesores han comprendido que presentarle como un político rico pero honesto implica una ventaja sobre un establishment que se distingue por su riqueza y su corrupción. Acentúa la diferencia entre él y el resto. “No soy como ellos […] Nunca me ha interesado el dinero, pero, aclaro, no todo el que tiene dinero es malvado”, se justifica, casi.

Por convicción o por compromiso o, mejor, por una mezcla de ambos, López Obrador ha repudiado los lujos que su influencia política hubiera podido procurarle. Sabe que la renovación moral no es compatible con las riquezas y la corrupción; que si se permitiera tener un palacete en el extranjero o una cuenta en algún paraíso fiscal, ¡a La Chingada (en mayúsculas) él y a la chingada (en minúsculas) el esfuerzo de tantos años! “No podéis servir, a la vez, a Dios y a Mammón” (Mt 6:24)…

Por otro lado, las notas de The Guardian y la #3de3 de López Obrador nos dan la oportunidad de hacer una primera aproximación a Beatriz Gutiérrez Müller:

Beatriz será el activo más importante de su marido en un proceso electoral en el que el componente femenino se prevé determinante. La comparación entre la primera dama saliente y la esposa del candidato será dramática: la ostentación y la frivolidad de una vs. la discreción y la seriedad de la otra. Para la autora de Viejo siglo nuevo: un país sumido en la pobreza y la desigualdad (Planeta, 2012) casi es hora de entrar en campaña.

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miércoles, 17 de agosto de 2016

#3de3 de AMLO: rico, pero honesto por Francisco Baeza





 [@paco_baeza_]

La fiesta olímpica no ha dado respiro a un Enrique Peña Nieto que encara la recta final del sexenio con una desaprobación de récord – el 74% de los mexicanos desaprueba su gestión, según la última encuesta de Reforma. Los malos resultados de nuestros atletas en Río de Janeiro no ayudan a rebajar la tensión en casa; al contrario, contribuyen al malestar social y aumentan la presión sobre un gobierno al que se considera responsable o corresponsable de todas las desgracias. El buscapíes del titular de la CONADE hiló lo deportivo con lo político. ¡Bonito favor le hizo a su jefe!…

A falta de triunfos deportivos que generen una ilusión de mejoría, la realidad se ha apoderado de las portadas:

Las casualidades se permiten en el deporte, a veces; en política, rara vez. La misma semana en la que Andrés Manuel López Obrador presentó su #3de3, The Guardian se lanzó a la yugular del presidente. No sería la primera vez que el medio británico le echa una mano: en las postrimerías de la última cita electoral, por ejemplo, reveló que Televisa utilizaba sus espacios informativos para desprestigiarle. La televisora era parte, afirmó, “de una detallada estrategia de comunicación diseñada para lastimar las aspiraciones del candidato de la izquierda”. Ésta vez, la ayuda habría venido en forma de cuestionamientos a la moralidad de la familia presidencial: a la de la primera dama, primero, señalando que dispone de un departamento de lujo propiedad de un potencial contratista del gobierno; y a la de las hijas del presidente, después, tachándolas de “jóvenes, ricas y prepotentes”. Entre la primera y la segunda nota, el IMCO ratificó la declaración patrimonial, fiscal y de intereses de López Obrador. El tabasqueño reportó ingresos por $600,000 anuales y no tener propiedades, vehículos, tarjetas de crédito o cuentas bancarias. La SHCP confirma que no tiene adeudos.

Tampoco es casualidad que, antes de presentar su #3de3, López Obrador se dejase ver en el béisbol. El comportamiento inédito del tabasqueño obedece a una modificación en su estrategia: sus asesores han comprendido que presentarle como un político rico pero honesto implica una ventaja sobre un establishment que se distingue por su riqueza y su corrupción. Acentúa la diferencia entre él y el resto. “No soy como ellos […] Nunca me ha interesado el dinero, pero, aclaro, no todo el que tiene dinero es malvado”, se justifica, casi.

Por convicción o por compromiso o, mejor, por una mezcla de ambos, López Obrador ha repudiado los lujos que su influencia política hubiera podido procurarle. Sabe que la renovación moral no es compatible con las riquezas y la corrupción; que si se permitiera tener un palacete en el extranjero o una cuenta en algún paraíso fiscal, ¡a La Chingada (en mayúsculas) él y a la chingada (en minúsculas) el esfuerzo de tantos años! “No podéis servir, a la vez, a Dios y a Mammón” (Mt 6:24)…

Por otro lado, las notas de The Guardian y la #3de3 de López Obrador nos dan la oportunidad de hacer una primera aproximación a Beatriz Gutiérrez Müller:

Beatriz será el activo más importante de su marido en un proceso electoral en el que el componente femenino se prevé determinante. La comparación entre la primera dama saliente y la esposa del candidato será dramática: la ostentación y la frivolidad de una vs. la discreción y la seriedad de la otra. Para la autora de Viejo siglo nuevo: un país sumido en la pobreza y la desigualdad (Planeta, 2012) casi es hora de entrar en campaña.

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